Las lavanderas de Cubelles

La costumbre de lavar la ropa se generalizó a partir del siglo XIX gracias a los movimientos higienistas, que tenían como objetivo mejorar la salubridad de los municipios y poner fin a las epidemias y a las infecciones.

Los lavaderos públicos eran el lugar a donde las mujeres se desplazaban para hacer la colada, pero también eran un punto de reunión, un escenario de tertulias. De aquí viene la expresión catalana «fer safareig», que coloquialmente quiere decir «cotillear».

Lavar la ropa era un trabajo manual muy pesado, que debía hacerse tanto si llovía como si soplaba el viento, hacía sol o frío. Comprendía varias tareas: lavar, restregar, aclarar y tender la ropa.

El jabón utilizado se elaboraba en casa, a base de aceite usado, sosa cáustica y agua. También se empleaba ceniza a modo de lejía para blanquear. Para enjabonar y restregar, se usaban las losas perimetrales o las tablas de lavar de madera, además de utensilios como cepillos y palas de picar. La ropa se lavaba y se aclaraba en las piscinas centrales. De estas, la que un día había servido para aclarar, al día siguiente servía para lavar; la que había servido para lavar, se vaciaba al concluir la jornada y se rellenaba con agua limpia. El agua, que entraba por una tubería y salía por los desagües, era aprovechada para regar los huertos cercanos.

Los lavaderos de Cubelles eran bastante frecuentados y, en muchas ocasiones, las mujeres tenían que compartir las losas. Procuraban ir muy temprano, pues era el momento en que el agua estaba más limpia y clara. Era costumbre realizar la colada un par de veces por semana, aunque la duración del proceso y la frecuencia dependían del número de personas que formaban el núcleo familiar. Algunas cubellenses llevaban a sus hijos e hijas a lavar y, según la edad, les procuraban tareas como rellenar cubos, llevar cestas o doblar la ropa.

La mayoría de las vecinas tendían la colada en su casa porque en los lavaderos no daba mucho el sol y el espacio era insuficiente para todas. Pero las que no podían hacerlo en casa, usaban unas cuerdas que ellas mismas habían instalado.

>>Los lavaderos públicos en los años sesenta del siglo XX. Autor: Antoni Pineda. Neg. 8482. Fondo Antoni Pineda i Gavaldà. (AMCUB)

>>Los lavaderos públicos en el año 2007, antes de ser restaurados. Fondo Associació de dones La Fita de Cubelles (AMCUB).

Texto: Marta Alari, Arxiu municipal de Cubelles. Correcciones: TradBcn.